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La Columna del Jueves

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Si Puede y Hace Bien, ¡Hágalo!

Zhang Xin es la directora ejecutiva de Soho China, una de las mayores empresas inmobiliarias del país. Empezó a trabajar en un taller siendo aún adolescente. Se escapó o Hong Kong con catorce años y encontró trabajo en el sector textil. Llevada por la necesidad, cambiaba de una empresa a otra, siempre y cuando la nueva la aumentara un dólar su sueldo. “La única motivación de aquellas jornadas de doce horas era poder cambiar de ocupación algún día” dice. Asistía a clases después de terminar su trabajo. Cuando ahorró lo suficiente compró un vuelo a Londres.

Consiguió una beca para entrar en la Universidad de Sussex. Curso un máster en desarrollo económico en Cambridge. Hoy se ha convertido en una de las mujeres que más riqueza y trabajo genera en China y en el mundo. “En mi país se dan los dos extremos –asegura-. Por una parte existen zonas rurales en las que una hija no es bien recibida y se dan situaciones que no vale la pena comentar. Pero también es el lugar del mundo donde más mujeres triunfan gracias a su propio esfuerzo”.

“Mi compañía no tiene padrinos. Ni mi marido ni yo frecuentamos amigos poderosos. No nos gustar invertir nuestro tiempo cultivando ese tipo de relaciones. Conozco a mucha gente de negocios que lo hace pero no es nuestro caso. Yo suelo marcharme a casa todos los días a las siete de la tarde. Me gusta cenar tranquilamente con mi familia y también suelo desayunar con mis hijos y asistir a sus partidos de fútbol. No llevamos una gran vida social” Los más de siete millones de seguidores que tiene en Weibo (el equivalente chino de Twitter) prestan atención a todo lo que dice la empresaria más poderosa de China.

Dos principios han movido y mueven su vida: el primero es ir paso a paso “Cada cosa lleva a otra que a su vez conduce a otra. Si te concentras en hacer la más pequeña, luego la siguiente y así sucesivamente, encontrarás que logras hacer las más grandes cosas, habiendo hecho sólo las pequeñas”.

Momo tenía un amigo, Beppo Barrendero, que vivía en una casita que él mismo se había construido con ladrillos, latas de desecho y cartones. Cuando a Beppo Barrendero le preguntaban algo, se limitaba a sonreir amablemente, y no contestaba. Simplemente pensaba. Y cuando creía que una respuesta era innecesaria, se callaba. En cambio, cuando la creía necesaria, la pensaba mucho. A veces tardaba dos horas en contestar, pero otras tardaba todo un día. Mientras tanto, la otra persona había olvidado su propia pregunta, por lo que la respuesta de Beppo, le sorprendía casi siempre.

Cuando Beppo barría las calles, lo hacía despacio, pero con constancia. Mientras barría, con la calle sucia ante sí y limpia detrás de él, se le iban ocurriendo multitud de pensamientos que luego le explicaba a su amiga Momo: “Ves Momo, a veces tienes ante ti una calle que te parece tan terriblemente larga que nunca podrás terminar de barrer. Entonces te empiezas a dar

prisa, más prisa, sin cesar. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle sigue igual de larga. Te esfuerzas más aún, empiezas a tener miedo, al final te has quedado sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así debe hacerse. Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Entonces es divertido: eso es importante, porque de esta forma se hace bien la tarea, y así ha de ser. De repente, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta de cómo ha sido, pero no se ha quedado sin aliento. Eso es importante. Michael Ende (Momo)

Y el segundo es síntesis, no perder el tiempo y hacer lo que hay que hacer.

Si abrió, cierre.

Si encendió, apague.

Si ensució, limpie.

Si desordenó, ordene.

Si le prestaron, devuelva.

Si prometió, cumpla.

Si no sabe, no opine.

Si opinó, hágase cargo.

Si debe usar algo que no le pertenece, pida permiso.

Si desconoce cómo funcional algo, no lo toque.

Si no está roto, no lo arregle.

Si rompió, repare.

Si no sabe arreglar, busque a quien sepa hacerlo.

Si no sabe hacerlo mejor, no critique.

Si no puede ayudar, no moleste.

Si ofendió, discúlpese.

Si ignora qué decir, cállese.

Si no es asunto suyo, no se entrometa.

Si es gratis, no lo desperdicie.

Si no es suyo, devuélvalo.

Si le sirve, trátelo con cariño.

Si no puede hacer lo que quiere, trate de querer lo que hace.

Si le molesta a usted, no permita que afecte a otros.

Sí puede ser amable, séalo. Quizás sea posible ser amable siempre.

No se enfade por pequeñeces. Quizás todo sean pequeñeces.

Si puede ser responsable, séalo. Quizás sea posible ser responsable todo el tiempo.

Si puede ser agradecido, séalo. La gratitud cura.

Si puede, y hace bien ¡hágalo!

Germán González Andrés
Formador Empresarial Independiente

www.germangonzalez.com

info@germangonzalez.com


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